Siempre jugó a leer los subtítulos de las películas, pero cuando en el ISER tuvo doblaje se dio cuenta que su futuro estaba ahí.
Mariana de Iraola es capaz de interpretar a decenas de personajes en una misma semana y su voz seguro la escuchaste en alguna de las series que viste.
¿Cómo descubriste tu profesión?
Cuando tenía 9 o 10 años a mí y a un compañero nos pidieron que hiciéramos la conducción de un acto de fin de año y nos sugirieron que viéramos “Siglo XX cambalache” en la televisión porque íbamos a tener que cumplir los roles de Teté Coustarot y Fernando Bravo.
Me gustó eso llevar adelante algo, ahí me picó el bichito, esa sensación de hacer algo en el escenario, de decir algo y que me tuvieran que prestar atención.
Ya de adolescente comencé a escuchar un poco más de radio, tenía una profesora en el colegio que nos hacía escuchar mucha radio y leer en voz alta.
Y a los 15 o 16 años me di cuenta que se podía estudiar eso y trabajar de eso, me interesó y me empecé a involucrar.
¿Cuándo descubriste la pasión por el doblaje?
En la carrera de locución que tenemos un poco de entrenamiento.
Me fascinó porque era hacerlo de verdad. Era escuchar que de repente la voz de la protagonista no estaba más y estaba la de una. Descubrí que me encantaba y que también quería trabajar de eso, una vez que lo hice, me conquistó cuando ver el producto terminado.
Antes yo jugaba cuando veía un subtitulado, lo leía practicaba… Pero nunca lo había hecho de verdad con un video sin su voz original.
¿Cómo hiciste para “llegar” a un estudio por primera vez? ¿Repartiste demos?
Yo soy muy horrible con los demos, sé que es muy importante y lo hice, fui a golpear un montón de puertas. Me armaba toda la ruta en un mapa e iba dejando los demos en cada estudio aunque sabía que en el doblaje el demo sólo podía servir para que escuchen el timbre, el neutro y la interpretación. Llo que más sirve es dejar un registro de voz.
¿Podías manejar los nervios cuando ibas a dejar un registro de voz?
La verdad es que llegaba con muchos nervios y dolor de panza, pero al momento de hacerlo trataba de olvidarme de eso y me relajaba lo máximo posible.
¿Cómo fue tu primer trabajo?
Mi primer trabajo fueron unos realities. Generalmente son las primeras cosas que empezás a hacer. Tiene su simpleza en que no hay que utilizar unos grandes dotes interpretativos y artísticos, pero a su vez tiene que quedar natural. Si haces un reality de una persona que está cocinando se tiene que notar en la voz.
Me acuerdo que eso me sirvió mucho para entrenar la naturalidad, ya que mientras estás hablando en neutro estás haciendo algo tan común como cocinar.
¿Qué porcentaje de lo que doblás lo hacés en neutro?
En estos momentos el 100% de lo que grabó como actriz de doblaje es en neutro. En algún momento hice doblajes para el canal Encuentro que se hacen rioplatense, pero después es todo en neutro.
¿Cuántos personajes llegás a hacer por semana?
Ahora estoy haciendo en forma paralela 6 o 7 series, después están los programas que uno hace esporádicamente porque hace alguna aparición y son temporales que no requieren mucho protagonismo, así que puedo sumar un montón más a los fijos.
¿Qué consejo le das a una locutora o locutor que se quiere dedicar al doblaje?
Les recomiendo que se formen siempre. Cuantas más herramientas tengan mejor, y ninguna está de más. Pueden estudiar canto, que te brinda muchos tonos y técnicas vocales, idiomas.
También hay un montón de herramientas para jugar en casa. Hay un montón de gente haciendo videos todo el tiempo en las redes sociales con doblajes incluso. Esto quiere decir que se puede jugar y practicar. Creo que de las ramas de la locución el doblaje es de las más lúdicas que hay, uno está todo el tiempo experimentando.